La adolescencia es una etapa llena de cambios, crecimiento y transformación. Durante este periodo, nuestros hijos experimentan cambios físicos y psicológicos que pueden generar curiosidades, confusión y cierta inestabilidad.
Los cambios físicos, hormonales y emocionales, les lleva a vivir todo con mayor intensidad por lo que es común ver adolescentes con cuadros depresivos, impulsividad o aislamiento. Estas alteraciones influyen en el proceso de identidad de los jóvenes y sí no se orientan correctamente, existe el riesgo de que tomen malas decisiones.
Los adolescentes suelen dar mucho valor a la opinión de sus amigos y compañeros; la aceptación social es fundamental para ellos y cuando las relaciones sociales no van bien, entran en conflicto e incluso son capaces de muchas cosas para obtenerla.
En ocasiones los adultos no nos enteramos de lo que viven nuestros hijos adolescentes pero lo cierto es que es común encontrar casos como el bullying, la depresión, el consumo de sustancias, pensamientos negativos sobre la vida, falta de aspiraciones, confusión en su identidad, promiscuidad, etc.
Ser padres no es tarea fácil y menos durante la adolescencia. La función del terapeuta es orientarnos y enseñarnos a detectar signos de alarma en la conducta de nuestros hijos y acompañar a nuestro adolescente en el transcurso de esta etapa, brindando las herramientas necesarias para controlar sus emociones y construir su identidad basada en una autoestima sana.