La fimosis se sufre cuando el prepucio, la parte superior de piel que se desliza y que cubre el glande, la parte final del pene, es demasiado estrecho. En caso de fimosis en el niño, el prepucio del niño no consigue deslizarse por el glande hasta descubrirlo.
– Antes de los cuatro años, intervenir para eliminar las adherencias sería un error, ya que, a menudo, antes de esta edad, la fimosis en el niño se resuelve por sí sola. Mientras tanto, para evitar complicaciones, basta con seguir algunas reglas relacionadas con la higiene íntima del niño. Sobre todo, para limpiar el prepucio y el glande, hay que tirar hacia atrás la piel del prepucio sólo hasta donde sea posible, sin forzar. Intentar descubrir el glande a cualquier precio, tirando hacia atrás el prepucio, no sólo es inútil, sino que puede causar minúsculas laceraciones locales que crearían un terreno muy favorable para el desarrollo de infecciones.
– Eliminar las adherencias sólo es necesario cuando la fimosis en el niño persiste más allá de los 5-6 años, si el estrechamiento obstaculiza la salida del pipí y resulta problemático mantener la zona limpia. En la mayor parte de los casos, la eliminación de las adherencias las realiza manualmente el pediatra. Sólo raramente, en caso de una auténtica fimosis, es decir, cuando el orificio del prepucio es más pequeño de lo normal, se debe recurrir a una intervención quirúrgica. Se trata, de todos modos, de una intervención muy sencilla, que requiere una breve convalecencia.