Los primeros síntomas suelen aparecer 14-16 días después de producirse el contagio, pero también puede haber casos en los que la enfermedad aparece antes, a unos diez días del contagio, o después, a los 21 días. Durante estos días en que el niño está incubando la enfermedad, no acusa ningún malestar.
– A veces, la fiebre puede llegar a los 40ºC y prolongarse durante días.
– La varicela se diferencia de las demás enfermedades exantemáticas en que, en la piel del niño, pueden estar presentes máculas y pápulas al mismo tiempo: las máculas son manchas planas, mientras que las pápulas tienen relieve.
Del primer al quinto día, las máculas son de color rojo y pican mucho. Suelen aparecer primero en el cuero cabelludo, la cara y el tronco, y después se extienden al abdomen, la espalda, los brazos, la barriga y los genitales. En pocas horas, se transforman en pápulas (adquieren relieve) y, después, en ampollas rellenas de líquido transparente. Las máculas no aparecen al mismo tiempo, sino en brotes sucesivos que se producen en el transcurso de 2-8 días. Dado que, para transformarse en costra, la mácula requiere de tres a cuatro días, es típico de la varicela tener al mismo tiempo manchitas rojas, ampollas y costras sobre la piel.
Del sexo al noveno día, las ampollas se rompen y dejan unos pequeños cráteres con costras de color amarillento o rojizo, que se caen unos días después, dejando una marca que tiende a desaparecer al cabo de 6-12 meses.
A partir del décimo día, el niño ya vuelve a la normalidad, pero las costras pueden permanecer hasta dos semanas desde el momento de su aparición.