[vc_row][vc_column][vc_single_image image=»2274″ img_size=»full» alignment=»center»][vc_column_text]EL CÓLICO DEL LACTANTE
¿Qué es el famoso Cólico del lactante?
¿Cómo saber si tu bebé lo padece?
¿Qué soluciones hay?
El Cólico del lactante se caracteriza por un llanto inconsolable que suele comenzar en la segunda semana de vida y que se prolonga hasta el tercer o cuarto mes. Muchas veces se aplica la regla de 3: que el bebé llore alrededor de 3 horas al día, 3 días por semana, durante 3 semanas. Si tu bebé llora de esta forma, probablemente estemos ante el típico caso de cólico del lactante.
El problema, es que no todos lo sufren de la misma manera. Algunos bebés por cuestión de biorritmos hormonales, les dan los cólicos por las tardes, prolongándose hasta la madrugada, en los casos más agudos. Pero a otros, les pueden dar por la mañana, a mediodía, o incluso durante todo el día en el peor de los casos.
Además, a esto hay que sumarle, si el bebé padece estreñimiento, reflujo gastroesofágico, o ambos síntomas ya que agravaran mucho más la situación del cólico.
¿Por qué los bebés sufren cólicos?
Hay muchas teorías y por ahora ninguna está demostrada, pero, mi amplia experiencia en este campo, me ha hecho llegar a la siguiente conclusión: el bebé nace con una inmadurez fisiológica generalizada, cuyo cuerpo aún no está preparado para realizar muchas de las funciones vitales necesarias para vivir. Muchos nacen con el sistema pulmonar inmaduro,teniendo problemas respiratorios como bronquiolitis o insuficiencias respiratorias, otros nacen con inmadurez en el sistema urinario teniendo problemas de incompetencias de riñones y muchos otros bebés, nacen con el sistema digestivo inmaduro teniendo otros problemas,tales como el cólico del lactante, estreñimiento o reflujo gastroesofágico.
En este último caso, lo que ocurre es que los peristaltismos digestivos aún no están coordinados y producen digestiones poco armónicas, reteniendo gases y teniendo dificultad para expulsarlos. Durante los tres primeros meses de vida, el bebé va adquiriendo la madurez necesaria para que se regule todo el sistema logrando así que los peristaltismos y motilidades gástricas hagan su correcta función sin acumular los gases y pudiendo expulsarlos sin problemas.
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