La articulación temporomandibublar es una estructura anatómica compleja que nos permite abrir y cerrar la boca, por lo que es una articulación que usamos cada día para poder hablar y comer.
Para permitir este movimiento, usamos un conjunto de músculos que a veces, se pueden sobrecargar, provocando dolor normalmente persistente y tensión muscular, lo que se conoce como síndrome de dolor miofascial.
La clínica con la que suele cursar es: dolor que aparece espontáneamente al movimiento o a la presión, limitación en la apertura de la mandíbula y/o movimiento asimétrico, crepitaciones (chasquidos), cefaleas y rigidez muscular incluso llegando a la zona cervical.
CLASIFICACIÓN Y TIPOS DE BRUXISMO
- Bruxismo diurno. Se define como el apretamiento o frotamiento de los dientes, a veces inconsciente, pero, generalmente, consciente. Suele estar relacionado con otros tics o manías como comerse las uñas o morderse los labios, y es frecuente que se produzca cuando se está concentrado: trabajando, estudiando e incluso conduciend0.
- Bruxismo nocturno. Totalmente involuntario. Se produce mientras se duerme. Puede tener lugar por apretamiento o friccionamiento y puede ser el causante del cansancio muscular o dolor de cabeza que aparece al levantarse de la cama y de la contractura de los músculos del cuello.
- Bruxismo céntrico o de apretamiento. Se aprietan los dientes por una contracción muscular. Estos no llegan a desgastarse, pero la mandíbula tiende a cargarse en exceso, provocando contractura muscular asociada a molestia y dolor, especialmente en la musculatura oclusora de la mandíbula.
- Bruxismo excéntrico o de frotamiento. Los dientes rechinan produciendo un desgaste dentario mayor, aunque la molestias muscular apenas es apreciable, debido a la alternancia entre contracción-relajación de los grupos musculares implicados.
- Bruxismo diurno y nocturno. Tiene lugar en cualquier momento del día, es el más dañino y el que provoca mayores problemas, presentándose como una lesión cronificada, bruxando la persona constantemente.
EJERCICIOS PARA COMBATIRLO
– Efectuar algún tipo de ejercicio físico que te guste para poder ser constante. Por todos es conocido que el ejercicio físico libera endorfinas, la denominda “hormona de la felicidad”
– Practicar la respiración diafragmática (con el abdomen) regularmente y especialmente un rato antes de dormir para favorecer la relajación.
– Ejercicios para disminuir la tensión de esta musculatura:
- Con las yemas de los dedos masajear circularmente, de forma suave y lenta la musculatura situada por encima del ángulo de la mandíbula (1 minuto como mínimo).
- Con los pulpejos de los dedos índice, corazón y anular, realizar una suave presión en la misma musculatura, situada aproximadamente un dedo por debajo del hueso del pómulo. Si se notan zonas de mayor tensión o especialmente dolorosas al tacto, presionar sobre ellas muy suavemente (1 minuto como mínimo).
- El mismo ejercicio anterior, solo que se colocan los dedos índice y corazón por debajo de la sien, ligeramente más arriba del hueso del pómulo. También puede realizarse esta maniobra sobre la oreja, en el músculo temporal (1 minuto como mínimo).
- Colocar los índices sobre los molares inferiores. La boca se debe mantener ligeramente entreabierta, de forma cómoda y relajada. Se realiza una contracción suave de 3 a 5 segundos intentando cerrar la boca mientras los índices resisten la contracción. Cuando cesa la contracción, con los índices se empuja suavemente el maxilar inferior hacia los pies. Mantener unos 30 segundos o más, o hasta que se note la relajación completa de la mandíbula. Repetir tantas veces como se quiera.
La fisioterapia de ATM ( Articulación Temporomandibular) es uno de los mejores aliados para luchar contra el Bruxismo. Combinado con técnicas de relajación y tratamientos de odontología adecuados para paliar los efectos del desgaste dental.
El Bruxismo se ha convertido en una de las patologías más comunes entre la población adulta del siglo XXI. Se trata de una afectación nerviosa provocada en la mayoría de los casos por estrés.