Lo primero que debes de saber es que el bebé se desarrolla tanto boca arriba como boca abajo.
La idea de ponerle boca abajo es siempre vigilada y nunca para dormirlos, que es lo peligroso pero se puede empezar a partir del primer mes de vida a ponerles boca abajo para que así vayan desarrollándose y haciendo apoyos de las manos, apoyos de los codos, controlando la cabeza y de esta forma, el día de mañana consigan gatear.
Si no se les pone boca abajo desde el principio, les va a costar mucho llegar, normalmente los papás tienen miedo de ponerles boca abajo, porque hay muchos mitos.
En realidad se desaconseja que duerman boca abajo por el miedo y por el riesgo al síndrome de la muerte súbita del lactante pero si están despiertos es un momento de juego boca abajo y ver al chiquitín poquito a poco ir controlando esa cabeza.
Con tres meses tiene que estar apoyado en codos y tiene que tener momentos de juego en los que el bebé juegue un poquito boca abajo.
Si ves que tu bebé no controla todavía la cabecita, sujetale con una mano en el culete y el tronco para darle estabilidad y puedes sujetarle los codos para que aguante un poco mejor en la posición.
Durante los tres primeros meses es lógico que se le caiga un poco la cabeza.
Si ves que tu bebé llora no es porque le duela o porque no le guste como tal. Es porque no controla todavía esa posición.
Es como si te ponen a ti a hacer una plancha abdominal y no estás fuerte, lo normal es que no te guste. El peque está haciendo lo mismo.
Es un momento de trabajo en el que va a tener que ir fortaleciendo y que al principio le va a costar a medida que vaya ganando fuerza, le va a ir gustando más por lo que ten paciencia.
Cada día le vas poniendo a ratitos, cada vez irá aguantando él más.
Un poquito más adelante él es el que te va a pedir querer jugar así porque tiene un campo de visión mucho más amplio de aquí y además el día de mañana ya con cinco meses apoyará las manos y más adelante levantará para ponerse a cuatro patas y así pasar al gateo.
Claudia Bacariza